Crítica: La libertad de los huérfanos

Crítica La libertad de los huérfanos


Publicado en claquetados
por Ornella Marando
La puesta en escena se enmarca en el recinto adecuado, el Museo de la Mujer y bajo un gesto pertinente: las persianas bajas que, si bien denotan la suspensión de actividades propias del museo, también simbolizan este encuentro atravesado por el silencio del luto, por la violencia de género, eje que atravesará el espectáculo en su totalidad.
Reconozco con cierto oprobio que nunca había asistido a este espacio artístico y social, pero lo provechoso es que por ese motivo, el acontecimiento fue doblemente conmovedor. Tanto el entorno visual del Museo, como la energía y el ímpetu de las actrices y, por supuesto, la solidez y la gracia de cada cuento, crearon aquella inconfundible atmósfera.
Se había modificado lo justo y necesario para que la puesta no irrumpiera la exposición, sino que se integrara en ella. Los trazos rojos, reminiscencias de lo siniestro, los cuadros en serie en blanco y negro sumado a las actrices vestidas en el mismo color -ese negro profundo de violencia o de muerte- con su concentración, sus tonos precisos y sus miradas acertadas afincaban el tono de la puesta en escena.
La presentación estuvo compuesta por tres cuentos elegidos de La libertad de los huérfanos (La mariposa y la iguana Editorial), cuya autora es la escritora transnacional Paula Varsavsky. La apertura fue con El norte, a través del cual a partir de ciertas incomodidades, empezamos a hacernos algunas preguntas. Luego le siguieron La partida y, finalmente, se eligió La maestra, para dar el cierre áureo. Aunque se trataba de una lectura a cargo del elenco, la intensidad de las interpretaciones convirtió a esta puesta en escena en un hecho altamente teatral. Además, la enunciación de los comentarios sobre las acciones de los personajes, por parte de una de las actrices vino a jugar una suerte de voz en off, aunque explícita en el campo visual.
Es destacable la labor actoral de todo el elenco, en particular de las mujeres, que si bien nunca se miraban de frente – por las propias sedestaciones- estaban permanentemente conectadas y en diálogo, a pesar de que el cuento que se estaba relatando en ese momento no las incluía a todas. El volumen resultaba adecuado y las expresiones no carecían de tono ni pecaban de vedetismo. A su vez, recibimos la generosidad del lenguaje de señas, cuyo propósito fue, además de ser inclusivo, subrayar de otra manera algunas cuestiones dolorosas u oscuras.
El concepto de lo siniestro, entonces, atraviesa la trilogía y además, se manifiesta de diversas maneras, tanto en las temáticas (abusos, violencia económica, violencia física), como en las miradas penetrantes que las actrices depositan en el público. La inclusión del maquillaje verde agua para los ojos de una actriz, la elección del vestuario, la decisión de las persianas bajas, según lo enunciado al principio del texto, reforzaron esta idea.
La libertad de los huérfanos es un gran plan para reflexionar sobre temáticas vigentes, profundas y convocantes y, en los momentos correctos, disfrutar de la intriga y reírse de los personajes.
¡Pronto conoceremos las siguientes fechas!